Las paredes de la Alhambra de Granada están repletas de inscripciones en árabe. ¿Tienes curiosidad de saber lo que significa? Abunda el lema de la dinastía de los nazaríes: «No hay vencedor sino Alá», que se repite por toda esta maravillosa ciudad palatina única en el mundo.

El pasado árabe de la Península Ibérica nos dejó maravillas que nos recuerdan lo que a veces tendemos a olvidar: hace siglos, en nuestro territorio, hablábamos la lengua del Corán.

Para no olvidarlo tenemos cientos de monumentos en los que podemos encontrar grabados diferentes textos: desde poesías, versículos coránicos… hasta simples palabras sueltas, todo tallado con motivos vegetales y geométricos, sus elementos predilectos; palabras ornamentales que transmiten belleza y que expresan un significado.

Y como ejemplo de esto encontramos la Alhambra, ya que su singularidad artística radica en los interiores de los palacios nazaríes, cuya decoración está entre las cumbres del arte andalusí, pero descifrarlo no es una mera labor de traducción.

Para los que no lo sepan, el árabe que está escrito en sus muros es el árabe clásico por lo que hablar árabe no significa que se pueda entender automáticamente lo que está escrito. Se puede leer, pero también hay que estar familiarizado con la ornamentación que lo acompaña.

Los epigramas más frecuentes relatan las hazañas y conquistas de los sultanes, la excelencia de sus construcciones y, por encima de todo, aquellos que contienen la leyenda “Wa-la galib illa Allah” (ولا غالب إلا الله), el lema de la dinastía nazarí que significa “No hay más vencedor que Alá”. Para los lectores de la época, aquello era, sobre todo, un recordatorio de quién les gobernaba.

En segunda posición, después de las inscripciones a mayor gloria de los gobernantes, se encuentran palabras sueltas, llamadas votivas, como«felicidad» o «bendición» o para ensalzar al sultán, los cuales se repiten cientos de veces en el edificio como herramienta publicitaria.

Por último, hay inscripciones coránicas y leyendas poéticas. Así, podemos encontrar en el conocido Patio de los Arrayanes un poema de 12 versos dispuestos sobre los pórticos que rememora la conquista por los árabes de Algeciras («A espada y a la fuerza en Algeciras entraste, abriendo puerta antes cerrada») o, en la sala de Dos Hermanas, existe un poema de 24 versos encargado por el sultán Muhammad V con motivo de la fiesta de circuncisión de uno de sus hijos.

Sin embargo, no todos tiene una interpretación exacta y resulta un tanto compleja y, a la vez, abierta. Como ilustración de esto, en el Salón de Comares, se puede leer: ‘Sé parco en palabras y saldrás en paz’. En ese lugar los visires recibían embajadas o personajes importantes por lo que se puede interpretar muy libremente, aunque podemos entender que es mejor ir al meollo de la cuestión y no tener problemas.

Estos textos en el palacio y en el resto de la ciudad han sido, desde la conquista de Granada por los Reyes Católicos en 1492, motivo de interés en el significado y por ello encargaron su traducción.

Los primeros versos los tradujo el médico y morisco granadino Alonso del Castillo en 1564 y recopiló algunos poemas. En la actualidad, Juan Castilla Brazales, arabista e investigador científico de la Escuela de Estudios Árabes del CSIC, ha catalogado las 10.000 inscripciones de la Alhambra al frente de un equipo de una docena de personas. El proceso ha supuesto localizar, traducir, vincular con leyendas similares, fotografiar y dibujar todas y cada una de ellas, realizadas sobre tres tipos de materiales: madera, yeso y piedra.

Sin duda, la Alhambra es una de esas cosas que nos seguirá maravillando durante los siglos venideros y disfrutaremos de su belleza e historia. Si aún no has visitado este magnifico lugar, aprovecha para hacer un poco de turismo nacional, no te arrepentirás.

Aquí os dejamos un enlace a una página web donde podéis encontrar algunos de los poemas que se encuentran en sus muros:

https://www.alhambradegranada.org/es/info/poemasepigraficos.asp

Fuentes:

https://www.bbc.com/mundo/noticias-38300267

https://elpais.com/cultura/2016/10/28/actualidad/1477662328_104120.html